Diálogos entre la tradición ancestral y el diseño contemporáneo.

“Cada tejido es la narración de ese ser humano que lo hizo con sus manos”
Entrevista Carolina de Oropéndola

La fuerza de Oropéndola son los artesanos. Sus manos hablan de la experiencia y el honor del oficio; las historias de sus vidas narradas trenzadas en cada hilo representan la fuerza y la pasión por su labor artesanal.

 

¿De dónde surge tu amor por el trabajo artesanal?

Soy colombiana, nací en Medellín, y ya desde chiquita con mi papá viajábamos mucho por todo Colombia, a esa edad yo me quedaba fascinada observando el trabajo hecho a mano; me generaba mucha curiosidad y admiración ver como las personas tenían esa habilidad de crear con el simple hecho de unir diferentes nudos y técnicas.

Cuando entré a la Universidad Bolivariana en Medellín para estudiar diseño de vestuario; estaba muy en boga lo futurista, sin embargo, yo buscaba en cada creación ir hacia los ancestral. Investigaba sobre las diferentes culturas, sus técnicas y rituales, y enfocaba mis trabajo a partir de mezclar textiles y técnicas milenarias.

 

¿Cómo nace Oropéndola?

Mi trabajo para graduarme ya fue pensado para Oropéndola. Desde el principio tuve muy en claro cuál era la idea y el espíritu de la marca. Yo quería cambiar el modelo de compra, es decir que lo usualmente consideramos accesorios para acompañar las prendas, sean piezas artesanales protagonistas, y estén acompañadas por una línea de indumentaria más básica.

El tema fue que para poder materializar esos complementos enormes que quería llevar a la pasarela como cierre de mi carrera universitaria me doy cuenta que necesito conectarme con artesanos, y ese es el comienzo de un nuevo camino en mi historia profesional y personal.

Ahí conozco a Willy que hoy sigue trabajando con nosotros y es quien lidera a todos los artesanos; desde orfebres hasta tejedores. Al principio yo hacía la moldería en cartón, pero era imposible, entonces entendimos que necesitábamos tejer sobre maniquíes para seguir las líneas del cuerpo y acompañar la silueta. Finalmente lo logramos, pero yo sentía que me faltaba un paso más para aprender a administrar mi marca, así que me fui un año a Italia a realizar en Florencia una maestría en Fashion Brand Management.

Seguí en contacto con Willy y las comunidades con la íntima convicción de querer hacer una marca hecha a mano, y sabía que mi sueño iba a concretarse ¡Y así fue! Hoy ya llevamos 6 años trabajando todos juntos.



¿Cómo es tu vínculo con los artesanos?


Yo trabajo con artesanos locales y el vínculo con ellos es súper cercano y de mucha confianza; yo siempre les digo que son como mi terapia -se ríe-, porque cuando tengo la energía rara me voy con ellos no a trabajar, sino a conversar.

En todos estos años aprendí de ellos a vivir un día a la vez, porque me enseñan a vivir más ligera y ser más flexible, porque ellos son así. No les gusta que les pongan un horario porque dicen que es limitarles la creatividad. Y ellos de mí aprendieron todo lo opuesto, sin querer, yo les enseñé la importancia de generar cierta estructura para tener sus ingresos, la importancia de ahorrar y pensar a futuro, e inclusive cada vez sienten más ganas de capacitarse para seguir creciendo. Ellos lo traducen en las palabras estabilidad y valor, eso sienten que les dio este emprendimiento, porque antes estaban al día viendo qué trabajo les salía sin tener ningún tipo de continuidad, y convivían con el sentimiento de que lo que realizan tampoco era valorado.



¿Con qué te conecta el tejido?



El tejido me cuenta una historia. Muchas veces cuando me llega una prenda yo les pregunto: ¿estabas con bronca o pensativo? y ellos se ríen, pero es así, en cada tejido está la representación de los estados de ánimo, de los momentos que atraviesan; la intensidad que le ponen a los nudos…, para mí cada trabajo es la narración de ese ser humano que lo hizo.

Y la magia es que ese vínculo con los hilos no sea sólo entre el artesano y mi persona, sino entre el artesano y nuestra clienta. Y esa es la razón de ser de la marca.


¿Cómo es la mujer Oropéndola?



Voy a contarte una anécdota que está muy relacionada con esto. Yo siempre dije que llevar una pieza de Oropéndola te hace sentir empoderada como la Mujer Maravilla, que todo lo puedes, te sientes grande, fuerte, poderosa y protagonista.

Cuando yo me casé, aclaro que nunca fui muy convencional; me vestí con pantalones y llevaba uno de mis diseños con muchas tiras y muy alegre. Aparte le dije a mi papá que quería que entremos montando a caballo ¡Imaginate! Yo quería sentirme así, no por el show, sino por la forma en que yo nos veo a las mujeres.

De repente yo estaba bailando y se me acerca una mujer con una niña, y me dijo: parecés la Mujer Maravilla. En ese momento sentí una emoción que difícilmente pueda explicar. Esa niña, desde un lugar genuino estaba confirmándome lo que yo siempre busqué transmitir a través de mis creaciones, y que la persona conecté con esa pieza.



Decidiste trabajar con piezas personalizadas ¿cómo es ese proceso?


Siempre creí que teníamos la capacidad de hacer prendas a medida donde las clientas pudieran involucrarse en el proceso, y ser parte desde la creación hasta materializar su deseo.

Todo es parte de nuestra filosofía, ya que trabajamos con poco stock estando atentos a la demanda. Y ese trabajo que puede llevar hasta tres meses desde el prototipo a la materialización, es el reflejo del trabajo artesanal, de aquello que se hace con las manos, y que logra comunicar ese valor a las personas.

Me gusta que puedan customizar, porque también habla de la nobleza del tejido y de las técnicas ancestrales, porque los hilos no siempre son lo que uno ve, sino lo que uno sueña que puede crear.


¿Qué representa el diseño artesanal en tu vida?


El diseño artesanal es la representación de lo que uno verdaderamente es, nuestra fuerza y energía; es abrazar nuestros orígenes. Yo lo siento fiel a mi esencia, desde que la soñé en la universidad hasta hoy día, es cómo yo busco comunicar a través del diseño que lógicamente se aleja de las tendencias y se acerca al vínculo que entablamos con esas prendas.

En lo artesanal cada cosa cuenta una historia, y vas a hacerla propia conociendo de dónde viene esa narrativa.

Twist

¿Un hotel en Colombia?


Se llama Madre Agua, en el departamento de Nuquí. Hay que vivir al ritmo de la marea, nada depende de ti. Nunca sabes cuando va a estar abajo o arriba. Es dentro de la selva, la electricidad es de cuatro de la tarde a diez de la noche, no hay señal de internet, no hay autos, llegas en una lancha. Es super exótico. El diseño quiso Rescatar las técnicas de construcción con técnicas ancestrales. Todo es rescatado de la región y llevado al diseño contemporáneo.
¿Tu restó favorito en Colombia?

Las Palmas en Envigado, Colombia. Una casa antigua que vende un pescado increíble. Pero mi comida favorita es el chicharrón, lo amo, y el mejor lugar para comerlo bien picante es El Social en Medellín.
¿Tu destino favorito en Latinoamérica?

Te vuelvo a decir el hotel Madre Agua en Nuquí, es mi lugar favorito en el mundo. Y también me gusta mucho Barichara, en Colombia, que es un pueblo que conserva la arquitectura en piedra de los antepasados.
¿Una artesanía favorita?

Las mochilas wayúu, son todo. Está la mochila arhuaca que es la de la sierra, y la guajira que es más colorida. Ambas me fascinan.
Un ritual cuando diseñas…

me encanta leer, la lectura me inspira; pero no desde lo visual, sino las palabras.
¿Tus materiales preferidos?

El algodón en toda su representaciones.
Una textura

La naturaleza y sus formas, caminar descalza, la textura del pasto, las formas de la corteza de los árboles.
¿Una persona que marcó tu camino dentro del diseño?

Mis padres, ambos por diferentes razones. De mi papá aprendí las ganas de sacar sus proyectos adelante; es emprendedor, multifacético, y disfruta de las mil actividades que realiza. Yo soy así, muy activa, muy productiva. Y mi mama, es el complemento; ella es la calma, está siempre dispuesta, y me enseña que no todo tiene que ser ya, que es importante estar conectada.


Por Gaby Ratner